Ayer domingo era día de carrera, concretamente en Silverstone. Estuve viendo un rato la carrera, pero es superior a mí, una vez más me he vuelto a aburrir.
¿Y por qué? Pues porque ya no hay adelantamientos, ya no hay duelos de pilotos, ya no se deciden las carreras en las últimas vueltas. Ahora las carreras se ganan en los boxes y el vencedor llega con 10 o 20 segundos de ventaja.
Todo ha sido concentrado en la estrategia, y es el que más inteligentemente hace los repostajes quien se lleva el pato al agua. Por supuesto que los pilotos tienen su papel en este juego, pero sólo de muy de vez en cuando se ven interesantes batallas en el asfalto.
Nunca me ha apasionado la Fórmula 1, he de reconocerlo. La llevo viviendo desde bien pequeño, e incluso fui a un Gran Premio a Jerez con apenas siete años. Me he visto muchas carreras con mi padre a quien acompañaba a casa de un amigo que tenía la parabólica. Y por eso mismo recuerdo los duelos de Prost y Senna, o mismamente este último y Schumacher. E incluso cuando Pérez Sala corría con Lois (el pobre no ganaba ni corriendo al revés). Recuerdo que era vital hacer un repostaje rápido y eficaz, pues esos segundos eran al final los ganadores.
Ahora… dos o incluso tres paradas, variando la cantidad de combustible según lo pensado. Y los pilotos corren prácticamente solos durante la carrera, como si fueran las calificaciones.
Supongo que tendrá mucho que ver los cambios en la normativa de la FIA, y si es cierto que de esta forma se les dan opciones a más equipos (nada que ver con la aplastante superioridad de Ferrari hace algunos años). También las tomas de televisión son más espectaculares y la tecnología ha facilitado mucho las cosas. Por ejemplo, ahora por Internet se puede seguir la telemetría de los equipos en carrera, lo cual es una pasada.
En definitiva, que la Fórmula 1 me duerme, una carrera se me hace eterna y encima McLaren no gana. Así que estamos buenos.
Por no hablar de la fiebre Pro-Alonso que ha hecho que ahora todo el mundo “sepa” de Formula 1 y te hablen como si fueran el mismo Bernie Ecclestone. (por si no lo habéis deducido, no, no me gusta Alonso)
En fin, muerto el perro se acabará la rabia. ¿o no?
Habrá que creer…
Hace 11 años
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