Fin de semana y llegan cosas por hacer. Os dejo esta (espero) bonita entrada y nos vemos el lunes. ¡A bientôt!
El pasado mes de diciembre vino a Badajoz el Ballet Estatal Ruso de Nizhny Nóvgorod (tela con el nombrecito) a representar el ballet creado por Tchaikovski (música) y por Ivanov (coreografía).
El Cascanueces es un ballet en dos actos basado en el cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann "El cascanueces y el rey de los ratones". Se estrenó en 1893 en San Petersburgo. Sus personajes principales son: Clara, Drosselmeyer (padrino de Clara) y El Cascanueces.
Es Nochebuena y la ilusión se vive en el ambiente. Una niña junto a su hermano esperan una noche mágica. Al llegar al salón, algo les sorprende: un árbol de Navidad iluminado y repleto de juguetes y golosinas.
La niña recibe el obsequio de un cascanueces (soldado de madera que sirve para romper las nueces). En sus sueños, ella verá al juguete convertirse en príncipe y a partir de ahí surgirán en escena las fantasías y aventuras de esta niña tan especial.
Esto podría ser un resumen artístico de la obra (fuente: Wikipedia), la cual desconocía en su mayor parte.
Lo que descubrí fue un espectáculo que me asombró sin duda. Aunque esto os lo dice alguien que no tiene ni pajolera idea de ballet clásico, que jamás había visto una representación de este tipo y que en aquel momento tenía bastante sueño.
Por tanto, no puedo hablar ni de piruetas, ni de arabescos, ni de pas ballonés... Ni siquiera si lo hacían bien o lo hacian horriblemente mal. Sólo diré que lo que hacían estos rusos no lo haré yo ni viviendo trescientos años.
Según el programa, "Clara" era Yulia Anufrieva y "El Príncipe" Leonid Sychev. Sobre el escenario llegaron a estar una treintena de artistas.
El comienzo no fue bueno: 24 euros por una butaca arriba del todo y escorada; "Esperemos que valga la pena", pensé. Y vaya que sí valió.
Y es que El Cascanueces gustaría a todo el mundo. Sus preciosas melodías las hemos escuchado en un sinfín de películas, anuncios y programas. Su primer acto, más narrativo, desarrolla la acción en el mundo real, con la fiesta y los regalos a los niños.
Su segundo acto es una sucesión de bailes sin un nexo claro entre ellos, pero que te mantiene pegado al asiento. Es aquí donde están sus compases más conocidos, como "La Danza China" "El Vals de las Flores" o "La Danza del Hada de Azúcar" (especialmente recordada para jugadores del Tetris).
Y al final, aun con tanto sueño que tenía, debo decir que me emocionó ver la despedida de los enamorados, con un maravilloso "pas à deux" (o al menos, así lo llaman)
¡Bravo!
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