Ayer, al volver de Don Benito, escuche en la radio una curiosa historia digna de ser contada. Según parece, un mentalistas cacereño propuso en Trujillo que, atrapado en un ataúd, con un par de toneladas de tierra encima, en una urna de granito con una pesada tapa, estaría enterrado cinco días sin recibir ayuda del exterior para salir por su propio pie al pasar las ciento veinte horas.
La
noticia previa decía que era una hazaña jamás realizada, que no comería, bebería ni recibiría oxígeno; e incluso no “haría sus necesidades”
(¡toma eufemismo!) durante esos cinco días. El mentalista lograría un ritmo de treinta y cinco pulsaciones por minuto ayudado por la auto-hipnosis y por una atrofia de su ventrículo
(¡juas!)El caso es que había elegido Trujillo para realizar su proeza bajo la atenta mirada de los trujillanos. Desgraciadamente,
no lo consiguió, pues sufrió una taquicardia que le obligó a abortar y a dirigirse al centro de salud de Trujillo. Una grúa desmontó el chiringuito a las dos de la mañana el pasado martes. O al menos esa es la versión oficial.
¡Pero, ay! Le han pillado con las manos en la masa. Según parece, justo en el momento de empezar el truco, hubo un jaleo con los plásticos negros que cubrían el ataúd y le vieron los pies al tuno. Aseguran los testigos que le vieron subirse a un coche e irse pitando de allí. Ante los crecientes rumores del día después de que el tipo no estaba allí, decidieron para el show alegando la ya citada enfermedad.
El problema es que en el centro de salud no hay ningún registro de la visita del mago (aunque éste asegura que incluso le pusieron sueroterapia), y nadie vio rastro de él esa noche. Es decir, que huele a tongo que lo flipas. Los trujillanos están bastante indignados, sintiéndose estafados y diciendo que no vuelva por Trujillo.
Ahora bien, hay que ser muy lerdo para creer que alguien haría una cosa así “al natural”. A mi me gusta la magia, mucho, pero también sé que todo son trucos e ilusiones, lo importante es que cuele. Y esta vez no coló. Todos los mentalistas, ilusionistas y demás especies usan artimañas (algunas más elaboradas que otras) para hacernos creer que está sucediendo de verdad, pero son simplemente ilusiones. Y ahí está lo bonito.
Luego, hay chapuceros sensacionalistas que se las quieren dar de listos y se pasan. Este tío de Trujillo es el mismo que dijo en Nochevieja que
pararía el reloj de la Puerta del Sol tres minutos… y ya todos vimos el resultado.
Y no olvidemos los que utilizan la magia para ligar en las cafeterías de las facultades, aunque eso es otra historia.
En fin, como dicen por ahí:
no le den más vueltas, todo ha sido producto de su imaginación