Hoy he ido con mi abuela al oculista; clínica privada, por supuesto. Exactamente, el “Centro Internacional de Oftalmología Avanzada”. No la elegimos por ninguna razón en especial, y nos decantamos por la privada por ser relativamente urgente (la visión siempre es muy escandalosa).
La cultura popular tiene asumido que la clínica privada supera a la pública por técnicas, avances, trato y conocimientos.
Pues yo hoy les digo que tururú. Nos dieron cita a las 11 y nos atendieron a la 1, todo lo que le hicieron, ya se lo hizo el oftalmólogo de la Seguridad Social tiempo ha, y el diagnóstico ya se lo avanzaron allí también cuando la operaron del otro ojo: degeneración macular.
Además, un detalle realmente feo fue que la dama de la limpieza estaba realizando sus quehaceres en pleno horario de consulta, con la sala llena, y casi obligando a la gente a levantar los pies para pasar la fregona. Mini-punto negativo para la clínica.
Lo único que se medio salva es que llamamos el lunes y nos citaron hoy, aunque hay veces que siendo la privada te dan cita hasta para tres meses. Eso sí, traiga “pa cá” 70 euros y vuelva pronto.
Miren, en eso nos gana la Seguridad Social francesa, que si vas al especialista (no importa cual), su tarifa es de 30 euros (y encima el 70% te lo reembolsa el Estado).
En fin, yo me sigo quedando con mi Seguridad Social, que además es la que me da de comer.
Habrá que creer…
Hace 11 años
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