miércoles, 9 de noviembre de 2005

Tours, Un Viaje Al Pasado


Ayer por fin fuimos a Tours. Y digo "por fin" porque tras un intento de ir el sábado, y un cambio de ultísima hora el lunes (el cual casi hace que me plantase yo solo en Tours), ayer nos pusimos todos de acuerdo para visitarlo.

Y la verdad es que mereció muchísimo la pena. Ya la estación de tren gustó bastante al grupo. Nuestra primera visita fue la catedral de St. Gatien. Una simple palabra: Impresionante. Ya la fachada es majestuosa, con dos altísimas torres coronadas por dos cruces doradas. Y una vez dentro, nos encontramos con unos de los techos mas altos de toda Francia: 29 metros de altura (el mayor está en Amiens)

A pesar de que las catedrales me gustan mucho, no soy ningún experto en la materia, asi que poco puedo explicaros de su estructura y detalles. Afortunadamente, paseando por su interior, una amable señora nos empezó a contar algunos detalles del edificio. Poco a poco, los detalles se fueron convirtiendo en una visita guiada en toda regla, explicándonos las vidrieras, las columnas, las partes superiores, etc. Prado y yo estabamos realmente encantados con ella. La mujer nos dejó hasta unos prismáticos para ver los rosetones y las vidrieras más lejanas. Al fondo, y sentados en un banco, el resto del grupo, aburrido y esperandonos. Al cabo de un rato, y mientras la mujer nos explicaba el apocalipsis reflejado en el rosetón oeste, el grupo decidio marcharse. Nosotros, sabiendo que allí podriamos tirarnos todo el día (que no me hubiera importado, la verdad), tuvimos que irnos a seguir viendo la ciudad, agradeciendo a la señora su tiempo y sus comentarios. La próxima vez que vaya a Tours, la buscaré y le recordaré donde nos habiamos quedado.

Salimos entusiasmados a la calle donde el resto del grupo nos esperaba para continuar la visita. Vimos en el mapa que un castillo se encontraba a una calle de donde estabamos, asi que decidimos ir a verlo. Otra simple palabra: decepción. Comprendimos enseguida por qué nadie habla del castillo de Tours. Y es que, más que un castillo, es una casa a la que le han puesto 3 almenas; y encima estaba en obras, asi que no me molesté ni en sacar la cámara.
Rapidamente, nos entremetimos por las callejuelas del Tours antiguo. Nuestra siguiente parada fue el rio Loira, el cual estaba un poco escaso de agua. Foto de rigor y a buscar un sitio donde comer. El lugar elegido fue el paseo fluvial: bocadillos por aquí, patatitas por allá y todos contentos.
Lo siguiente en ver fue (aparte de muchas tiendas) la "Place de Plumereau" donde antaño casas de "pans de bois" (ver foto) la rodeaban, pero que actualmente sólo quedan algunas de ellas. Numerosas cafeterías despliegan sus terrazas en esta plaza, situada en el centro del "Vieux Tours". En él, además de la mencionada plaza, nos pudimos encontrar con "La Tour de CharleMagne" "La Tour del Reloj" y "La Basilica de Saint Martin", patrón de Tours y de media Europa.
"La Basilique de Saint Martin" es de reciente construcción (s. XIX), lo cual se refleja en su estilo, tanto exterior como interior, en el cual predomina el mármol y el pan dorado.
Tras salir de la basílica, nuestra principal preocupación fue encontrar desesperadamente un toilette, a ser posible gratuito. Una vez abiertas las esclusas y evacuada el agua sobrante, nos dirigimos a la última parada de nuestra visita diurna: "Le Hôtel de Ville" (también llamado Ayuntamiento). La verdad es que los ánimos estaban ya un poco cansados y no le prestamos demasiada atención al edificio.
Nos encaminamos al punto de partida para comenzar la visita nocturna y ver los monumentos iluminados. Eran las 6 de la tarde y el sol ya se había marchado.
De nuevo la catedral: mayestática. Una iluminación con tonos azulados y amarillos resaltaban las características de la fachada. Después de un par de fotos nos fuimos a la plaza de las casas de madera, pero allí hubo decepción, pues la iluminación "extra" estaba apagada, asi que la basílica fue el siguiente punto. La visita nocturna fue algo más rápida que la diurna, debido al frio que empezaba a sentirse y a que nuestras piernas ya no estaban para muchos monumentos. La última foto fue para el ayuntamiento, el cual ganó con las luces encendidas.
Y ya por fin nos dirigimos a la estación, a esperar nuestro tren que salía en 40 minutos, con pocas ganas de estar de pie y con muchas de llegar a casa.
En resumen, Tours es una ciudad que merece ser visitada, y a la que estoy seguro que regresaré para volver a disfrutar de ella.
Espero que os haya gustado la crónica ;-)

1 comentario:

  1. Realmente Tours posee una catedral en la que podrias pasar todo el dia descubriendo detalles.
    Recomendable es llevar unos prismaticos y todo el tiempo posible.

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