Ayer sábado, por la mañana, se celebraron los exámenes oposiciones del Servicio Extremeño de Salud. El primer turno, el mio, fue a las nueve de la mañana y el segundo a la una. En total, dos mil personas había convocadas en la Facultad de Ciencias Económicas.
Empezamos con hora y cuarto de retraso, con bastante desorganización en los llamamientos y diferentes irregularides en la entrega de exámenes.
Las preguntas, cien, de todos los tipos: teóricas, legislativas, prácticas, etc. Había algunas puestas a mala leche, donde solo variaba un numero o palabra entre las respuestas.
Yo contesté sin dudar veinticinco (que no quiere decir que estén bien), y el resto hasta ochenta, pues algunas mas dudosas que otras. Las ultimas veinte de legislación pasé de contestarlas porque de leyes andaba un poco flojo. Y en hora y media el examen quedó finiquitado.
Lo que llamó la atención es ver cómo la gente pierde la dignidad por intentar arañar unas décimas. O mas bien, que el resto no arañe unas posibles décimas. Delante mía había una mujer entrada en años (vamos, que seguro que había ido a mas oposiciones antes), que porque un chaval ojeó la primera pregunta antes de empezar el examen, le llamó la atención con un sonoro "¡El examen boca-abajo, por favor!" El chico se quedó atónito y no contestó, pero la mirada que le echó lo dijo todo. Y es que en todas las clases siempre te encuentras con la típica.
También me hizo mucha gracia un hombre que entro delante mía, que se apellidaba "Reyes de Castilla". La verdad es que es un apellido con clase.
Pero lo mejor de todos estos eventos es ver a la gente. Me encontré con compañeros mios que no veía desde la Facultad. Te cuentan como les ha ido todo, como les ha cambiado la vida, sus nuevos novios... Lástima que no había tiempo para sentarse a charlar tranquilamente con cada uno.
Pero bueno, para el próximo, que será el 10 de mayo, intentaremos: a) echar ese ratito y b) ir mejor preparados.
Y mañana, las respuestas en Internet
Habrá que creer…
Hace 11 años
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