Estando en Londres, decidimos acercarnos a la Catedral de San Pablo, una majestuosa edificación que no nos dio tiempo a ver la anterior vez.
Fue construida en el s. XVII sobre las ruinas de una catedral medieval de menor envergadura quemada por el gran incendio de 1666. Es uno de las pocas edificaciones de la zona que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y fue escenario de eventos como la boda del príncipe Carlos con la princesa Diana.
La catedral también se destaca por su cúpula, la mayor del mundo después de la Basílica de San Pietro en Roma. Se pueden observar de más cerca sus frescos subiendo 530 peldaños, y luego salir de la cúpula y aprovechar de una buena vista panorámica de la ciudad.
La cripta es la cámara funeraria de la catedral y ahí se encuentran las tumbas de numerosos personajes importantes como Horacio Nelson, Wellington, Lawrence de Arabia o Winston Churchill.
O al menos, eso es lo que dice la Wikipedia, porque no llegamos a entrar. ¿La razón? Las 10£ que te pedían en la puerta. Sí, habéis oído bien, DIEZ LIBRAS, que al cambio son trece euros.
Trece euros por barba para ver una catedral construida con la fe y dinero de muchas personas. Y una catedral muy semejante a la de San Pietro o a la de San Giovanni in Laterano, también en Roma.
Estos cureros no son nada tontos, ¡pague y disfrute! Menuda cara más dura... Y yo que me quejaba de las ocho libras que te cobraban los anglicanos por su Abadía de Westmister.
Y mira si son modernos los de la sotana, que hasta se pueden comprar los tickets por Internet con antelación, ¡y hasta te descuentan 50 peniques!
Los que me conocen ya saben qué pienso al respecto de todo esto; me parece de lo más ruin cobrar por entrar en una iglesia. Otra cosa es que lo hagan por subir a la cúpula (San Pietro) o visitar algún museo en su interior (Fourvière). Y si encima cobran, para flipar es que te intenten soplar 13 pavos (en Cáceres o Amberes, un euro)
Así que hicimos lo que todo turista cuerdo y con sentido común debería hacer al encontrarse algo así: indignarse, dar media vuelta y hacerle una foto a la grande y bonita fachada (que por el momento no cobraban).
Y es que una cosa es ser tacaño y otra ser gilipollas (o sentirlo)...
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Actualización (23.07.2010 00.01h). Tras la reciente visita a la ciudad, descubro sorprendido que entrar en la Abadía son ¡15 LIBRAS! y no ocho como dije antes.
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