El Fussion de Badajoz

El otro día fuimos a cenar al Fussion, un restaurante que hay cerca del Mercadona (C/ Alfonso Godinez, 4).

Hacia tiempo que teníamos pensado ir, pues nos habían comentado que era un novedoso concepto de local (al menos en Badajoz). Según nos habían dicho, te ofrecían comida italiana, oriental, mejicana y europea (una fusión, vamos). También nos habían comentado que era algo más caro que el resto, pero supongo que es algo normal en lo novedoso.

El caso es que fuimos un viernes más bien temprano, sobre las nueve. Nos atendieron enseguida y nos guiaron al interior del local. Al ver la carta, primera imprecisión (aunque a mí me diese igual): solo hay comida italiana (de muchas clases) y mejicana (burritos, fajitas, tacos y tortas). También una oferta de pescados y carnes comunes en todos los restaurantes españoles.

Al poco, segundo fallo (este más gordo): al ubicarnos no nos preguntaron si fumábamos o no, y directamente nos pusieron en una mesa del salón principal (había una sala aparte separada por mamparas de cristal). En un principio, al no decirnos nada, creímos que todo el local era "no fumador". Sin embargo fue al revés, nos pusieron en la zona de fumadores porque en la otra sala aún no habían encendido la calefacción.

Mientras esperábamos la comida, nos ofrecieron cortésmente un plato con distintos patés, mantequilla y aceitunas. Un detalle por la espera… ¡Y un huevo! Nunca había visto nada parecido. Prado me dijo que nos lo iban a cobrar, pero no quise creerla. Y no es ya por lo que costaba, apenas 2 euros, sino porque si te lo ofrecen de su parte, ¡que no tengan tanto morro de cobrártelo!

Mal, mal, mal… Después, el (supuesto) “maître” se paró en varias ocasiones a hablar con unos amigos que estaban en una mesa, lo cual es indiferente, a no ser que tengas a una pareja plantada en mitad del pasillo esperando que los coloques.

Y la comida… psá. Me pedí una pizza de no me acuerdo qué y, aunque los añadidos estaban buenos, la masa estaba hecha de torta de maíz, muy fina y muy frágil, que consiguió que dejase más de media masa hecha añicos en el plato. Los burritos (¿o tacos?) de pollo que pidió Prado, estaban buenos, pero el pollo brilló por su ausencia.

Ante tal panorama, decidimos ir a tomarnos un helado a otro lado.

El último detalle, el cual fue impresión mía, estuvo en la cara y en la contestación del camarero cuando miró la bandeja y vio que no había dejado propina (la cual no merecían). Pero repito que eso fue algo subjetivo.

En conclusión, un mal comienzo con este restaurante al que, de momento, no tengo pensado volver a visitar. ¿Regresaré algún día? Quien sabe… Pero hay mejores opciones que el Fussion.


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