¿Alguna vez no os ha pasado que teneis tanto dolor que pensais que os vais a volver locos?
Pues esto le ha pasado a una abuelina que ha estado ingresada en la clínica esta pasada noche.
La pobre tiene una arteritis (enfermedad de las arterias), que le produce necrosis de los miembros inferiores y un dolor insufrible. Ella tiene el dedo gordo totalmente muerto y, normalmente, la solución (por sus beneficios) es la amputación.
El problema es que la mujer no quiere que le corten un dedo, porque dice ( y tiene parte de razón) que acabarán por cortarle la pierna entera.
Así que nada de amputación, pero se muere de dolor. Y enlazo con el titulo del post. La pobre se ha pasado toda la noche gritando, riendo y llorando, desvariando y diciendo incoherencias. Aparte, su tratamiento contra el dolor era mínimo, por lo que no hemos podido ayudarla demasiado. Cuando la oía gritar, me preguntaba si yo algun día sufriría así y cómo reaccionaria.
Para bien o para mal, este es uno de los lados más amargo de mi profesión, que te hace replantearte muchas cosas.
Habrá que creer…
Hace 11 años
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