El Rollo de Eurodisney

El mes pasado, concretamente el viernes 17 de marzo, fuimos a Eurodisney. Los expedicionarios: Maria, Juan Luis, Prado y yo. Cogimos el tren temprano, a las 6.48h y llegamos sobre las ocho y media. El parque acababa de abrir, así que no había mucha gente.

Para el que no lo sepa, Eurodisney está ubicado en las afueras de Paris, al Este. Lo que comenzó siendo un simple parque de atracciones se ha convertido en un complejo turístico ideal (e ideado) para pasar allí 3 o 4 días sin moverte. Cuenta con varios hoteles, cines, restaurantes, complejos deportivos...

Eurodisney fue en su momento motivo de disputa entre españoles y franceses. Allá por 1990, Disney buscaba asentarse en Europa y se les ocurrió construir un parque de atracciones. Los lugares elegidos fueron París y la Costa Daurada en Tarragona. Aun con todas las facilidades que la Generalitat proporcionó a los de Mickey (donación gratuita de los terrenos), los ratones prefirieron París, supongo que por su proyección internacional. Craso error, pues el parque fue un auténtico fracaso (con tres meses de sol al año ¿qué esperaban?), y al cabo de 5 años el parque fue vendido (se acabó lo de Eurodisney) a un empresario francés que, tomando los derechos de todos los personajes, creó el “DisneyLand Resort París”, que es lo que conocemos actualmente. Con los terrenos previstos para Disney, en Salou se construyó Port-Aventura que, como veremos más adelante, guarda ciertas similitudes con Eurodisney.

Pero volvamos a la visita. No me extenderé diciendo en cada atracción que nos montamos y lo haré mejor con un resumen de los mundos y mis impresiones.

Ante todo, decir que el parque es bastante pequeñito y se ve perfectamente en un día. Cuenta, además, con una opción llamada “Fast Pass” que es como pedir cita en el médico: te acercas a la atracción, le pides hora a una máquina que hay por ahí y te un papel donde te dice la hora en la que puedes montarte. Un buen acierto que te hace ahorrarte colas increíbles y planificarte mejor la visita.

Ahora los “mundos mágicos”:

Fantasyland.

El mundo propio y autóctono de Disney. En él se encuentran las atracciones para los más peques, pero no por ello desaconsejables. A destacar Peter Pan y el laberinto de Alicia. A la entrada está el castillo de la Bella Durmiente, una excelente recreación del castillo de la película en cuyo interior hay figuras y motivos a propósito. Fue aquí donde más se puede sentir esa magia Disney de la que tanto se alardea en el parque.

Discoveryland.

Mundo inspirado en el futuro y las emociones fuertes. Es aquí donde está la Space Mountain, estandarte del parque. Es una montaña rusa cubierta, que simula un viaje estelar con su lanzamiento y todo. La sensación es impresionante, pues no ves lo que se te avecina y sin que te des cuenta estas haciendo loopings y giros sin parar. Los efectos sonoros y luminosos están muy bien conseguidos. El “despegue” es realmente espectacular. Al finalizar la atracción, cortésmente te daban la foto con tu careto de velocidad, previo pago de unos insignificantes ¡15 EUROS! No tenía mucho éxito, porque la gente hacia esto

Justo al lado hay una atracción basada en Star Wars, que no es más que una versión mejorada de los “simuladores con película en primera persona y asientos que se mueven” que van a las ferias ambulantes y que estuvieron tan de moda hace unos años. Entre la “montaña del espacio” y el Starspeeder 3000 de Chewbacca pudimos comprobar como Juan Luis no sobrevivió a tanto ajetreo y el pobre estuvo vomitando y mareado el resto del día, lo cual condicionó bastante su visita, pues no volvió a montarse en ninguna atracción más. Una pena.

Aparte, esta zona cuenta también con una divertida atracción 3-D inspirada en la película “Cariño, He Encogido a los Niños”, con el gran Rick Moranis y sus inventos. Algo parecido vi en Futuroscope años ha, pero sin las sorpresas de aquí. Aparte de eso y el submarino del Capitán Nemo, poco más merece la pena.

Frontierland.

Mundo “muy sospechosamente parecido” al Far West de Port-Aventura (prácticamente idéntico, vamos). Como no sabemos qué fue antes, le concederemos el beneficio de la duda. El mundo está inspirado en el Oeste Americano, con sus campamentos indios, fuertes y ranchos (¡coincidencia 1!). Existe un lago donde tienes la posibilidad de dar una vuelta en un barco de vapor (¡coincidencia 2!). En el medio del lago, hay una isla (¡coincidencia 3!) por donde rueda una montaña rusa de madera (¡coincidencia 4!). Original tenemos la “Mansión Encantada” (foto), muy currada pero poco tenebrosa.

Y hablando de coincidencias, un tren antiguo recorre el parque rodeándolo con 4 estaciones en cada mundo (¡coincidenciaaaa 5!)

Adventureland.

Similar también, aunque más moderado, con la Polinesia port-aventurera, esta zona cuenta con la montaña rusa de Indiana Jones, bastante atractiva, y con el viaje pirata al caribe, que es simplemente un paseo en barquita a través de la vida pirata en el siglo XVI y XVII mediante animatronics (con remojón al final incluido). Aparte están reconstruidas la cabaña de Robinsón Crusoe y Agrabah, la ciudad de Aladdin. Mundo sin demasiados alardes, la verdad.

Main Street USA.

Es aquí donde uno vive todo el espíritu del parque: ¡la zona de las tiendas! Aunque por todo el parque hay tiendas estratégicamente camufladas, aquí no se cortan ni un pelo y crean un mundo especial para vender. ¡Y lo mejor es que es todo un éxito! Aun a pesar de las estupideces y los precios de esas estupideces, las tiendas estaban a reventar. ¡Todo el mundo comprando! He de confesar que yo también me dejé llevar, y Prado y yo nos compramos un resultón vaso de cristal de colorines con la figura de Mickey (aunque eso sí, por 2 euros). Aparte de vasos, había cosas como: “Orejitas de Goofy” (20€), “Orejitas de Minnie” (20€), “Sombrero de Mickey Mago con sus orejitas de ratón” (20€), “Sombrero con el careto de Timón” (15€). Y después llaveritos, muñequitos, pistolitas y todo lo que se pueda vender a precios increibles. Obviando las tiendas, Prado y yo estuvimos contemplando una interesante exposición sobre la Estatua de la Libertad, desde su idea y construcción, hasta nuestros días.

A las 4 fue la cabalgata, que, al coincidir con el día de San Patricio (patrón de Irlanda), tuvo cierto carácter folclórico. Me esperaba más de la cabalgata, la verdad. Daba la impresión de que eran las mismas de cuando se inauguro el parque, sin ninguna referencia a títulos posteriores (Hércules, Nemo o Toy Story, por ejemplo). Se centraban principalmente en las “princesitas Disney”. De hecho, parece que todo el parque es así (múltiples referencias a Cenicienta, Blancanieves, La Bella Durmiente…) cuando creo que el universo Disney tiene suficiente patrimonio como para no repetir personajes. Eché en falta referencias tan lógicas como al Pato Donald o Tío Gilito, Daisy, Horacio y Clarabella… No sé, personajes míticos de la Disney, pero supongo que el público es lo que pide…

A las 7 desalojaron el parque para preparar los fuegos artificiales de las 8 en el castillo de la bella durmiente (y en esa hora todos a Main Street a comprar ¡pero que listos son!). Los fuegos… psá, apenas 10 minutos de pirotecnia donde encima el sonido no se oyó durante casi la mitad del espectáculo.

Y hablando de espectáculos, aquí seré breve, ¡¡¡porque solo hay un mísero espectáculo!!! Aparentemente, ahora mismo (15 de abril) hay tres espectáculos: “El Rey León”, “Tarzán” y “BuzzLightyear”. Pero cuando fuimos nosotros, solo estaba el del Rey León (Tarzán, cerrado, y Buzz no se había inaugurado aún). Solo Simba y Nala correteando por la sabana. El espectáculo, muy bien hecho, me olía a una muestra algo más económica de lo que se cuece por Londres.

Aparte, no vimos ni un cabezudo, ni una animación callejera, ni un mísero cuentacuentos ambulante… ¡Nada! Después nos enteramos que los cabezones tenían horas prefijadas para salir y te pudieras hacer una foto con ellos (pagando, claro).

En resumen, me esperaba mucho más de Eurodisney. Bien por su tamaño, por sus atracciones o por su ausencia de espectáculos, en términos generales me ha decepcionado. Las comparaciones son odiosas, pero prefiero de largo Port-Aventura, aunque supongo que es porque Eurodisney está concebido para los niños, y Port-Aventura, más para todas las edades. Aparte del mundo de FantasyLand, Eurodisney no es más que otro parque de atracciones de los muchos que hay por el mundo.

¿Merece la pena ir? Yo pagué 25 euros por entrar, pero si me llegan a cobrar la entrada normal (45€) me hubiera pillado un disgusto de los gordos. Si te cae cerca, puedes ir a pasar el día, [como dice el refrán, una vez en la vida no hace daño :)], pero malgastar un día de tu estancia en París para ir, o desplazarte un fin de semana exclusivamente… personalmente, no creo que fuera buena idea.

¿Volveré a ir? Activando el “future mode” fijo que vendré con los churumbeles algún día ;)