Últimamente, oyendo la radio y la televisión, me estoy dando cuenta de una terrible verdad. Hablamos como el culo.
O más bien hablan, porque, aunque suene demasiado vanidoso, para darme cuenta de sus fallos debe ser que yo no los cometo (sí, realmente ha sonado muy vanidoso).
No voy a entrar en los acentos regionales o dejes propios de las zonas, sino en faltas gramaticales de tomo y lomo. Veamos algunos ejemplos:
- El laísmo, muy típico de Madrid, de los guionistas de Madrid y por ende, de las series nacionales (“la dije”). Me entran escalofríos cada vez que lo escucho
- Los cardinales y ordinales. Cada vez más habitual. En mi época se estudiaba que el fallo era decir “el piso catorceavo” en vez de “decimocuarto”. Ahora la gente dice “el piso catorce” y santas pascuas. Lo mismo sucede con los aniversarios (“es el treinta aniversario de…” ¡No oiga! Se dice “es el trigésimo aniversario”). Aunque reconozco que decir el ordinal de 76 (septuagésimo-sexto) o de 415 (cuadrigentésimo-decimoquinto) es algo complicadillo en el oral.
- Otro que veo cada vez más: el infinitivo para dar ordenes “¡Coger vuestro plato!" ¡¡¡NOOOO!!! Se dice: "Coged vuestro plato"
- Esto, más que error, es típico en traducciones chapuceras ¡“one billion” no es un billón! ¡Un billón ingles son mil millones españoles!, pero eso no terminan de aprendérselo los pseudo-periodistas.
Me quedo muchos, pero así a bote pronto, son los que he oído últimamente. En definitiva, que esto va muy mal. Aunque supongo que es la evolución del lenguaje, y que dentro de unos años, aceptarán, por ejemplo, el uso del laísmo o de los cardinales en vez de los ordinales, como las formas correctas.
Renovarse o morir, ¿no?
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