¡Ay! cruel destino, que juega con nosotros a su antojo...
No hace ni veinticuatro horas que escribíamos sobre las especialidades de enfermería, y el asunto del bebé fallecido en Madrid nos va a venir que ni pintado a nuestro tema.
¿Cual ha sido la situación? Una persona, titulada y profesional de enfermería, que fue trasladada a la unidad de Cuidados Intensivos de Neonatología.
Durante décadas, la Administración Pública ha considerado a los enfermeros como meros comodines que podían desempeñar su trabajo en cualquier especialidad, aunque fueran tan dispares como Geriatría o Pediatría.
Hasta ahora no pasaba nada (y si pasaba se tapaba), porque siempre había en el servicio compañeros más experimentados que iban enseñando los primeros días al recién llegado.
Pero resulta que, un bebé mediático (la Gripe A es así) muere por un error de una persona que jamás había trabajado con neonatos. Yo, personalmente, admiro a las enfermeras de Neonatología; sobrecoge verlas trabajar: manejar un niño más pequeño que la propia mano, sacar sangre de venas más pequeñas que un hilo, calcular hasta precisión de milésimas la dosis de medicamentos a suministrar. A mí me dicen mañana que tengo que trabajar en un servicio así y huyo del país.
Sin embargo, parece que el enfermero es el multiusos, que vale para un roto y para un descosido.
Ustedes se imaginan a un médico traumatólogo pasando consulta de dermatología? ¿O a un neurocirujano, con lo que saben, operando a corazón abierto o una rodilla? Sería una aberración y un riesgo para el paciente.
Pues lo mismo pasa con enfermería, queridos lectores. Ya van casi treinta años (que se dice pronto) que venimos reclamando y exigiendo las especialidades, especialidades que se nos prometieron en su momento y que han sido re-prometidas varias veces más (la última, que dijeron que sería inminente, en 2003, con huelga de enfermería incluida).
Pero de momento, solo se han desarrollado dos, matrona y salud mental, y se desarrollaron, sépanlo, porque Europa obligó a ello, no por iniciativa de la Administración. Desde el 89, fecha de aquello, no ha habido movimiento alguno.
Eso es reírse de nosotros. Pero lo grave es ver como ni el propio colectivo hace nada para cambiarlo, ni los sindicatos protestan y mucho peor, el Consejo de Enfermería, con ese cáncer al frente que es Máximo Jurado (podólogo, no lo olviden), que es quien debería defendernos hasta el último escalon, calle y haga la vista gorda, mientras sus empresas sacan cursos (de pago, claro está) para obtener unas pseudo-especialidades.
¡LAS ESPECIALIDADES SON OBLIGATORIAS! No lo digo yo, ¡lo demanda la calidad asistencial del paciente!
Y aquí surge una pregunta: ¿por qué no salen? Muy sencillo, a la medicina no le interesa una enfermería bien formada, una enfermería capaz de tomar decisiones y de rebatir aquellas que sean erróneas. Con una enfermería preparada, la supremacía médica quedaría en entredicho, con todo lo que ello lleva a su alrededor (lobbys de presión, industria farmacéutica...).
Y con otra, especializarse vale dinero, y es un dinero que, por ley, debe pagar el Estado. ¿Saben cuanto les cuesta a las arcas del estado/contribuyente la especialización de los 4.000 MIR anuales? Súmenle ahora los EIR, con la salvedad de que los MIR son cinco años y los EIR, en teoría, dos.
Intereses, siempre intereses, que se anteponen y perjudican al colectivo profesional más numeroso de la Sanidad Española (y probablemente de todo el pais).
Y es que la lista es grande: licenciatura robada, prescripción ilegalizada, especialidades...
Si todos nos plantáramos y diéramos guerra, seguro que otro gallo cantaría.
¡Déjenme soñar, es gratis!
PS: Por cierto, la muerte del chaval, una pena, pero igual de pena que la muerte de la madre, que la mataron los médicos, pero aquello no fue un "error trágico". ¡Qué cosas!
