Ya volvimos de la playa, con un viaje de regreso de cinco horas para 300 km.
No he cogido mucho color (algo sí), pero ya hemos averiguado el porqué:
Nosotros somos placas solares, la luz del Sol la transformamos en
energía, no en bronceado.
El Piojo (refiriéndose a él y a mí)
No ha estado mal la estancia, la verdad.
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