Este post se lo dedico a mi amigo Javi y a su tío, y mi anfitrión, Pedro. Y se lo dedico a Javi especialmente porque lleva desde que vinimos con la tabarra de que escriba en el blog sobre el viaje y tal. Así que ahora le doy el gusto.
En septiembre me escapé unos días al norte español, para visitar una de las pocas comunidades autónomas que aun no conocía. El campamento base era el barrio bilbaíno de La Peña, desde donde iniciaríamos nuestras excursiones.
Los primeros días los utilizamos en visitar Bilbao. La Gran Vía, el museo Guggenheim, el Ayuntamiento o el casco histórico. Pero si algo tiene Bilbao y hemos visitado son bares. ¡Qué barbaridad! Cada dos portales hay un bar donde tomarse un zurito. Y yo que pensaba que en Badajoz había exceso de bares... Eso sí, aquí olvídate de la tapita acompañando a la cerveza; aquí existe el pintxo, de muy diversas formas, pero que vale tanto o mas que la caña. Y puestos a elegir, nos comimos los pintxos en los mejores bares de la ciudad. Hay uno en los laterales de la diputación (creo que era la diputación), que es de los mas famosos de Bilbao, donde cayó una rebanadita de pan con tomate y jamón... También en el casco viejo tuvimos tiempo para comer unos bocaditos de atún en escabeche o tortilla. Vamos, en resumen, que no viven mal estos vizcaínos a la hora de la cerveza.
Pero no todo fueron bares en Bilbao. Vimos San Mames, subimos a la catedral de la Begoña (donde los jugadores del Athletic ofrecen sus títulos y últimamente rezan por su salvación), nos paseamos por una calle donde no se qué había más, si policías o maleantes; andamos por la ría del Nervión y visitamos bastantes iglesias y la catedral.
Por último, no quiero olvidar la subida al monte Santutxu (¿Javi, era Santutxu?) Uribarri y Ollargan, que, al ritmo del pelotón, la subida fue bastante dura. Sin embargo, las vistas desde lo alto de Bilbao eran magníficas y su andadura valió la pena.
En definitiva, que Bilbao es una ciudad bonita, en la que sobre todo destaca su buen ambiente y sus ganas de vivir bien. Y sus monumentos, pues ayudan a completar el conjunto.
En estos días seguiré hablando del viaje, con la visita a Donosti y a los pueblos costeros.
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jjajajjaajaa! Santutxu!
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