Nick Jonas... ¿no les suena el nombre? ¿Y si les dijera "Jonas Brothers"? ¿Tampoco? Qué suerte tienen, queridos lectores, qué suerte tienen...
Nick Jonas es el más pequeño de los tres integrantes de una boy band norteamericana que saltó al estrellato tras la película "Camp Rock" en esa máquina de lavar cerebros preadolesentes que es Disney Channel.
El caso es que resulta que Nick, aparte de famosa estrella, es cantante de musicales. Y, amigos, yo tuve la grandísima suerte de verlo en directo cuando fui a ver "Les Miserables" [mode ironic off].
Estaba ojeando, en mi más absoluta ignorancia, el programa un minuto antes de que empezara el espectáculo, cuando veo su careto en él y me digo: "¡uy!, este tío se parece al que canta" (lo sé, es imposible escapar al merchandaising Disney). Se apagan las luces y el speaker dice: "Ladys and Gentleman, hoy el papel de Marius será interpretado por Nick Jonas", a lo que un grito a medio camino entre el alarido y el gemido de varias quinceañeras que había en la sala me hizo darme cuenta de que, efectivamente, era el Nick Jonas que pensaba.
"Bueno, si está aquí, será porque canta bien o al menos se defiende", me dije para tranquilizarme. Debo indicarles que el personaje de Marius es un joven estudiante revolucionario, aguerrido y valiente que acaba enamorándose. Por lo tanto, el registro vocal es amplio, estando indicado para un tenor o barítono. A Nick Jonas no le veía la pinta ni de uno ni de otro.
Tarda en aparecer, lo que permite disfrutar del talento de sus compañeros de reparto. Su primera intervención es, como la de su personaje, discreta. Un tema cantado por todos donde no permite demostrar lo que es capaz. Solamente un ligero apunte: torrente de voz no es que tenga el chaval.
¡Pero ay!, que llega su primera prueba de fuego. En el tema "Rojo y Negro", donde se opone a sus compañeros revolucionaros desde un punto de vista enamorado, tiene varios solos enfrentándose a Enjolras, otro estudiante.
Y esto lo separo en otro párrafo porque es muy fuerte. Creanme si les digo que ¡Nick Jonas soltó un gallito como el Big Ben de grande!. No quería hacer caso a mis oídos: ¡menudo patinazo! El primer esfuerzo vocal requerido y la caga bien cagada.
Seguimos con el show y en los duetos con su amada Cosette o Eponine parecía que estaban cantando ellas solas. Que lo mismo es verdad, y el técnico de sonido le desconectaba el micro para no castigar al público.
Y llega su última prueba, para hacernos ver que lo de antes fue un traspiés sin importancia: "Sillas y Mesas vacías", donde Marius canta en soledad a sus compañeros caidos en combate. Uno de los mejores temas de la obra que, efectivamente, iba a ser asesinado por Nick Jonas.
Porque aquí soltó el niño el segundo gallito de la noche. Yo sólo pude reirme resignado.
Aparte de todo esto, Jonas mantuvo su cara de pasmado durante toda la actuación, con una interpretación horrorosa.
Es por tanto que le concedo al Señor Nicholas Jerry Jonas el premio [fanfarria orquestal...] al "Peor cantante de musicales que jamas he escuchado en directo" por sus meritorios desafinos, su gran torrente vocal y su inolvidable interpretación en el papel de Marius.
Lo más divertido del asunto es que, al terminar la función, cuando los actores saludan, adivinen quien se llevó una gran ovación por lo bien que lo había hecho... ¡Ay, quinceañeras benditas!
La reflexión de todo esto es que es duro ver como una obra teatral que lleva 25 años representandose con un exito inigualable, tenga que recurrir a este tipo de estrategias de marketing con no sé que fin, puesto que todas las noches llenan el teatro sí o sí. Y que conste que yo no estoy en contra de las caras famosas en los musicales. Pero que, al menos, hagan con un mínimo de decencia su trabajo. Porque si un actor del reparto suelta un día un gallito, jamás le criticaré (o al menos no mucho), puesto que si está ahi arriba es porque, tras infinidad de casting ha demostrado su valía.
¿Pero que un famosillo de la Super Pop se plante ahí arriba y haga una actuación espantosa? Por ahí no paso.
Manolete, si no sabes torear...