sábado, 9 de junio de 2007

La Batalla de la Albuera (3ª parte)

Lo explicado ayer podría ser un esquema reducido de lo que sucede allí durante casi dos horas.

Bien, ¿y cual es el fallo? A mi modo de ver, como profano y novato en esta fiesta, pecan de un grave problema: el desconcierto. El desconcierto que supone ver a 100 tíos luchando a lo lejos, atacando y reagrupándose entre tiros y sables, sin saber realmente qué están haciendo y sobre todo por qué lo hacen. Había un hombre que hacía las veces de comentarista, pero apenas intervino tres veces en toda la función. Eso supone tirarse media hora viendo tiros sin saber nada.

Creo que una locución más frecuente le daría más dinamismo a la obra, sin necesidad de hablar todo el rato, pero sí describiendo los movimientos más importantes de los batallones (Un ejemplo: hubo un momento en el que un grupo de niños lanzaron un ataque y se replegaron, sin saber nadie de donde salieron esos zagales).

Otro problema, que tiene más difícil solución que el anterior (y a mi modo de ver, menos importante), es conseguir contemplar toda la escenificación por parte del público. Sólo desde muy pocos lugares se ve casi toda la obra. Esto resta cohesión al relato, perdiendo algunas secuencias.

Otro detalle que tenían que haber cuidado más (y este es muy fácil de hacer) es la música: TODA LA TARDE con el mismo compact-disc. Concretamente con la banda sonora de 300. Desde que llegamos al sitio (media hora antes) hasta que todo se acabó con el mismo CD que subían o bajaban su volumen según interesase. No digo yo que la música no sea resultona, con sus coros Returns a King y sus momento épicos Fever Dream, pero no pegaba ni con cola. Porque no nos engañemos, la música de 300 es de todo menos una música de batallas (por mucho que sea la película de moda en el momento). Además, que representación y música iban cada una por su lado.

Un montaje musical adecuándose a la obra (algo suave para los momentos dramáticos y algo mas movido para la batalla) hubiera hecho ganar muchos puntos al conjunto. También eché en falta oír los himnos de los ejércitos o marchas militares, que siempre se tocan en esto de las guerras (al menos queda más peliculero que la música de un comic)

Quizás sean estos los principales detalles que me llamaron la atención. Pero no quiero desmerecer en nada todo el esfuerzo de La Albuera ese fin de semana. Hay momentos que no pasan desapercibidos: el realismo de la batalla, la puesta en escena, el detallado vestuario (cientos de trajes, de todo tipo y colores), el amplio atrezzo…

Todo junto para conseguir una estupenda representación que año tras año va ganando en prestigio internacional. El año que viene me tendrán ahí otra vez, pues me quedé con ganas de ver el teatro.


¡Brindo por ellos!

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