THE WAR

Recientemente ha fallecido un soldado español en Afganistan.

Para el que no lo sepa (o no quiera reconocerlo), lo de este país es una guerra. Es una guerra de la OTAN contra los extremistas talibanes.

Y en las guerras hay bajas. De los dos bandos.

Digo todo esto porque parece algo insólito y jamás visto que un soldado muera en acto de servicio. Esta vez le ha tocado a España, hace unas semanas, Italia, mañana, quien sabe.

Es un duro golpe, sobre todo para las familias y amigos, pero estamos hablando de una guerra. Yo supongo que el chaval eligió las Fuerzas Armadas por decisión propia, y supongo que sabría los riesgos. Es como quien se mete a minero o marino y tiene un fatal desenlace.

La gente quiere que el Ejército se retire. Y yo me pregunto una cosa: ¿para qué está el Ejercito entonces? Para ir a apagar fuegos? ¿Para ir a retirar chapapote de las playas?

En 1986, mediante referéndum, España votó SI a la OTAN. El pueblo legitimó la decisión con su voto. Pues si se está en la OTAN es con todas las consecuencias. Y si la OTAN tiene que meter las manos en Afganistan, habrá que arrimar el hombro.

Y si la muerte de una persona es dolorosa, lo son más las muertes de 17 personas, que murieron horas después en un atentado en Kabul. Aunque eso, para este país, no tiene tanta importancia.

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