Desde hace algunas semanas, vengo notando que mi cama está decaída. Los muelles cada vez están más flojos y así uno no descansa en condiciones.
El otro día le escribí una carta a mi casera contándole mi pena y hoy ha respondido a mis plegarias. Esta mañana ha venido a casa y hemos desmontado la cama entera. La parte graciosa de la historia ha sido cargar la cama y el antiguo somier de hierro en el Twingo de la mujer, que no me preguntéis cómo, pero cupo.
Juntos (la cama, la mujer y yo) hemos ido a su casa y hemos cambiado la cama. Ahora tengo una cama más baja que la anterior, sin patas y con ruedas. Lo importante, que es su comodidad, os lo diré mañana.
¡Dulces Sueños!
Habrá que creer…
Hace 11 años
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