miércoles, 30 de junio de 2010

La huelga de Metro


¡Sí señor! Retrasos, aglomeraciones, caos, enfados. ¡Así sí se hace una huelga!

Por si no se han enterado (si viven en Madrid y no son adinerados, seguro que sí), los trabajadores del Metro están de huelga por los recortes salariales que el Gobierno de Esperancita Aguirre les va a aplicar. Aunque no entraré en si tienen o no tienen razón, cuando alguien se pone en huelga, es porque, al menos, creer tenerla.

Para las jornadas de paro la Comunidad de Madrid acordó unos servicios mínimos del 50% (que es como decir que no habrá huelga) pero los sindicatos han dicho que de mínimos ni pensarlo. ¡Qué servicios mínimos ni que ocho cuartos! ¡Si las plantillas están siempre en servicios mínimos! ¡Paro total!

Claro, esto ha formado una en Madrid que lo flipas. Autobuses colapsados, cuchilladas para coger un taxi antes que nadie... La gente anda cabreada porque dicen que ellos no tienen la culpa y que no se les ha avisado (hay que leer más los periódicos, hombre...).

El caso es que, si la gente no notara la huelga, ¿de qué servirían las acciones? Aquí nos paramos todo el mundo y que salga el Sol por donde tenga que salir.

Algo "parecido" se vio en la pasada huelga de funcionarios, que, entre los servicios mínimos y los que no quisieron secundarla no acudió ni el Tato. No sirvió para nada pero, ¿y lo contenta que estaba la sociedad española? ¿Y los sindicatos, que proclamaron su éxito?

No sé si recuerdan las imágenes de los trabajadores de Nueva York, abarrotando el puente de Brooklyn teniendo que regresar a sus casas andando por las huelgas de transportes. ¡Eso sí que fastidia!

Y ojo, digo esto sabiendo que me puede tocar cualquier día (de hecho, ya me tocó hace un par de años). Pero como dice el refrán: "hoy por ti y mañana por mí" (aunque en Sanidad algo así esté mal visto hacerlo)

También hablé por aquí:

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