Lisboa: los monumentos (I)

Muchas cosas me habían contado de Lisboa, casi todas con adjetivos y calificativos fascinantes. Y uno ya tenía ganas de comprobar si realmente merecía tantas alabanzas.

Unos días antes de Nochevieja pusimos rumbo a Lisboa, que es una ciudad que nos queda bastante cerca (230 km) pasa pasar tres días visitándola. Los augurios meteorológicos no eran buenos, pues amenazaban lluvia incesante todo el tiempo.

Nos quedamos en un hotel cerca de Marques de Pombal (tengo la impresión de que todos los hoteles están cerca de Marques de Pombal). "Hotel Embaissador", remodelado y con unas buenas instalaciones. Además, con parking propio, lo cual es de agradecer, teniendo en cuenta la extensión de la zona azul por la ciudad.

No quiero extenderme en el relato, así que iré al grano. Cosas que vimos:

- La Praça do Comercio. Amplio espacio al lado de la ría y referente para los grandes eventos de la ciudad. Antiguamente se ubicaba el Palacio Real. En su centró está una estatua ecuestre de Jose I.



- Rua Augusta. Calle peatonal y comercial que une la Praça do Comercio con la Praça da Rossio.

- Praça da Rossio. También conocida como Praça de Pedro VI. Centro neurálgico de Lisboa. En ella se encuentra la estación de tren, del mismo nombre, con una fachada realmente bonita (foto).



- El Elevador de Santa Justa. Situadao al lado de la Praça da Rossio, comunica el "barrio baixo" con el "barrio alto". Es simplemente un ascensor antiguo que te sube un par de pisos.

- El "Barrio alto". Subidas y bajadas entre calles y edificios antiguos. Los raíles y los cables de los tranvías dominan el paisaje. Me gustó el funicular que lleva a la parte baja de la ciudad.

- El Mosterio dos Jerónimos de Santa María de Belém. Que no vimos por dentro por ser lunes y estar cerrado. De todos modos, dicen que tiene para ver el claustro y poco más. Eso sí, la fachada exterior es espectacular. En el monasterio está enterrado, por cierto, Vasco de Gama.



- La Torre de Belém, situada en la desembocadura del rio Tajo, podía actuar como aduana o, en epocas peores, como bastión de defensa fluvial. También era lunes, ergo estaba cerrada. Por fuera nos hicimos unas fotos bastante chulas.



- Monumento a los Descubridores. Con 52 metros de altura, la forma de una carabela le hace frente al Tajo, como si estuviera a punto de partir al nuevo mundo. En los flancos están las figuras de multitud de personajes relacionados con la Epoca de los Descubrimientos. Me gustó mucho.

- La Catedral de Santa Maria Maior de Lisboa (s. X). Bastante pequeña y pobre en motivos y adornos. Curiosa por ser una mezcla de diversos estilos y tendencias.

- Castelo de São Jorge. Situado en una de las zonas mas altas de la ciudad, parece ser que lo único destacable son sus vistas de Lisboa, pues el edificio está en ruinas. Y digo parece ser porque, lloviendo que estaba y siendo lunes, nos nos arriesgamos a subir para encontrárnoslo cerrado.

Y callejear mucho fue lo que hicimos también, que es como se conoce una ciudad de verdad. Pero sin duda, uno de los puntos fuertes de Lisboa (y de Portugal en general) es lo bien que se puede comer en cualquier lugar. Entramos en un par de tabernas locales y pudimos disfrutar de estupendas comidas por un precio casi de risa (aunque el arroz con polvo no caló muy hondo). Y de postre, pastelitos portugueses.

Y ya en el próximo post hablaremos de la parte menos buena de Lisboa.