El otro día echaron por televisión Hotel Rwanda, y aunque ya la había visto, son de esas películas que siguen impactando en cada visionado. No es misión de la película posicionarse en un lado, y sí centrarse en el problema. Da la casualidad de que, en el momento en que suceden los hechos (1994), son los hutus quienes matan a los tutsis, pero en la década de los 70 fue al revés (más de 350 mil muertos) y después de 1994, los tutsis se vengaron (aunque no con tanta crueldad).
El caso es que uno ve la película y siente vergüenza propia al ver como el mundo desarrollado obró ante el conflicto. Durante siglos, Europa ha explotado sin pudor todas las riquezas africanas y en cuanto las cosas se pusieron feas, salimos por patas, que ellos se las apañen.
Uno ve las imágenes y lee las crónicas de entonces y es imposible explicarse cómo pudimos permitir algo así a finales del s. XX. Y es que hay una frase crucial que nos mete a todos en el saco, y es lo que venimos haciendo toda la vida: “verán las imágenes y después de exclamar “¡Dios mío, qué horror!”, seguirán cenando como si nada”
Y eso si hay suerte, porque es muy común escuchar: “por favor, quita eso que estamos comiendo”
Es triste, muy triste. Y mientras tanto, los hutus y los tutsis a machetazo limpio. Y si indagamos un poco (solo un poquito), descubrimos que estos machetes (y demás armas) fueron financiados (indirectamente, claro) con las aportaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; ver para creer.
Y mientras, la ONU tuvo prohibido utilizar la palabra “genocidio” al referirse al asunto, pues desde la 2ª Guerra Mundial, la ley obliga a la intervención internacional ante el genocidio.
Pero todo hay que decirlo, y quizás la ONU no quiso volver a repetir el error del año anterior en Mogadiscio, donde intervinieron y se les fue de las manos (la famosa película Black Hawk Down).
Pero no hay excusa para algo así. Cerramos los ojos, que es lo fácil. Aunque no hay de qué preocuparse, son cosas del siglo pasado… ¿o no? Porque da la casualidad de que llevo dos años viendo telediarios que abren todos los días con cien muertos en Irak…
No aprendemos…
Últimas novedades en "Golfa Sesión"...
· House: Un día, una habitación
El caso es que uno ve la película y siente vergüenza propia al ver como el mundo desarrollado obró ante el conflicto. Durante siglos, Europa ha explotado sin pudor todas las riquezas africanas y en cuanto las cosas se pusieron feas, salimos por patas, que ellos se las apañen.
Uno ve las imágenes y lee las crónicas de entonces y es imposible explicarse cómo pudimos permitir algo así a finales del s. XX. Y es que hay una frase crucial que nos mete a todos en el saco, y es lo que venimos haciendo toda la vida: “verán las imágenes y después de exclamar “¡Dios mío, qué horror!”, seguirán cenando como si nada”
Y eso si hay suerte, porque es muy común escuchar: “por favor, quita eso que estamos comiendo”
Es triste, muy triste. Y mientras tanto, los hutus y los tutsis a machetazo limpio. Y si indagamos un poco (solo un poquito), descubrimos que estos machetes (y demás armas) fueron financiados (indirectamente, claro) con las aportaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; ver para creer.
Y mientras, la ONU tuvo prohibido utilizar la palabra “genocidio” al referirse al asunto, pues desde la 2ª Guerra Mundial, la ley obliga a la intervención internacional ante el genocidio.
Pero todo hay que decirlo, y quizás la ONU no quiso volver a repetir el error del año anterior en Mogadiscio, donde intervinieron y se les fue de las manos (la famosa película Black Hawk Down).
Pero no hay excusa para algo así. Cerramos los ojos, que es lo fácil. Aunque no hay de qué preocuparse, son cosas del siglo pasado… ¿o no? Porque da la casualidad de que llevo dos años viendo telediarios que abren todos los días con cien muertos en Irak…
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