Calahorra y Alfaro

Uno de los destinos de nuestro reciente viaje a La Rioja fueron los pueblos de Calahorra y Alfaro.

Calahorra, segunda población más importante de la comunidad, se haya en la parte oriental de La Rioja, colindando con Navarra. Con un importante papel en la Historia, son muchas las recomendaciones de su visita, destacando su Catedral.

Sin embargo, poco tiene que ver Calahorra, más allá de la citada Catedral de Santa María. Apenas con vestigios de su pasado romano, sus calles son más acordes con un estilo moderno. Coincidió nuestra visita con las Fiestas de agosto, por lo que el bullicio en las calles y la animación estaban a la orden del día (sin embargo no llegamos al encierro taurino).

Pero justo lo más interesante de ver, lo encontramos cerrado. Sólo pudimos contemplar la Catedral por fuera que, aunque no es muy grande, sí cuenta con una bonita fachada con adornos en mármol blanco, con San Emeterio y San Celedonio flanqueando la puerta de entrada.

Después de una vuelta por el resto del pueblo, terminamos nuestro paseo junto a la estatua de La Matrona, que fue una paisana que opuso resistencia a la invasión romana en el s. I a.C

Alfaro se encuentra a unos 20 km de Calahorra, y aunque no está en las guías como prioritario, he de confesar que me gustó más que su vecina.

La Colegiata de San Miguel [foto], Monumento Nacional, es el templo más grande de toda La Rioja. Destaca en sus tejados una curiosa colonia de cigüeñas, que dicen es la colonia urbana de cigüeñas blancas más grande del mundo. Aunque en aquel momento, más que aves, había sólo nidos vacíos.

También cuenta Alfaro con un par de pequeñas iglesias, enmascaradas entre edificios más recientes, pero que albergan en su interior retablos y tallas de gran belleza.

Como curiosidad histórica, en Alfaro está el palacio Sáenz de Heredia, que perteneció al padre del dictador español Miguel Primo de Rivera.